ARQUEOLOGÍA ROMA: POMPEYA
TEMA 14- POMPEYA Y HERCULANO
Pompeya fue una ciudad de la Antigua Roma ubicada junto con Herculano y otros lugares más pequeños en la región de Campania, cerca de la moderna ciudad de Nápoles y situados alrededor de la bahía del mismo nombre en la provincia de Nápoles.
Los orígenes del poblamiento de Pompeya son discutidos. Los restos más antiguos hallados en la ciudad son del siglo IX a.C.,
aunque eso no demuestra que ya existiera un asentamiento allí.
Comoquiera que fuese, la mayoría de los expertos está de acuerdo en que
la ciudad debía existir ya en el Siglo VII a. C. y estar ocupada por los oscos (uno de los pueblos de la Italia central), según se lee en la Geografía de Estrabón (siglo I a.C.)
Desde el siglo VIII a.C. habían existido colonias griegas en la región, destacando la importante ciudad de Cumas, al otro lado del golfo de Nápoles. Los etruscos se establecieron en la región alrededor del siglo VII a.C.
y durante más de 150 años rivalizaron con los griegos por el control de
la zona. Se desconoce, sin embargo, la influencia real de estos pueblos
en el origen y desarrollo posterior de la ciudad, ya que los datos
arqueológicos no son concluyentes. [Se sabe, eso sí, que a finales del siglo V a.C. los samnitas (otro pueblo de lengua osca) invadieron y conquistaron toda la Campania.
En este momento histórico hay una disminución drástica de la cantidad
de materiales hallados en la ciudad, lo que induce a algunos arqueólogos
a pensar que la ciudad pudo estar abandonada temporalmente. Si estuvo
abandonada, lo fue brevemente, porque durante el siglo IV a.C. la ciudad, incluida en la «Confederación Samnita», ya estaba tomando su forma actual y, de hecho, servía de puerto a las poblaciones situadas río arriba.
Los
nuevos gobernantes impusieron su arquitectura y ampliaron la ciudad. Se
cree que durante la dominación samnita, los romanos conquistaron la
ciudad durante un corto período, pero esas teorías nunca han podido ser
verificadas. Sea como fuere, se sabe que durante la época samnita la
ciudad era gobernada por un magistrado (posiblemente también con poderes
de administrador de justicia) que recibía el nombre de Medix Tuticus (en osco meddís túvtiks).
Pompeya participó en la guerra que las ciudades de la Campania iniciaron contra Roma, pero en el año 89 a. C. fue asediada por Lucio Cornelio Sila. Aunque las tropas de la Liga Social, comandadas por Lucio Clemento ayudaron en la resistencia a los romanos, en el año 80 a. C. Pompeya se vio obligada a aceptar la rendición tras la conquista de Nola. Después de éste episodio se convirtió en una colonia con el nombre de Colonia Cornelio Veneria Pompeianorum'.
Los habitantes recibieron poco después la ciudadanía romana, pero se
les privó de una parte de su territorio, donde Sila estableció una
colonia militar.
La
ciudad se transformó en un importante punto de paso de mercancías que
llegaban por vía marítima y que eran enviadas hacia Roma o hacia el sur
de Italia siguiendo la cercana Vía Apia.
Prueba
de la tremenda actividad sísmica en la zona de Pompeya es que, en las
cercanías de la actual Puerta Marina, se han hallado restos de un
embarcadero, si bien algo más abajo en dirección al mar se han
encontrado más edificaciones romanas. Así pues, la línea de costa tuvo
que cambiar considerablemente en los últimos siglos de la ciudad, aunque
no se sabe exactamente dónde estaría el puerto en sus últimos años de
historia.
El año 59 se produjeron serios disturbios en el anfiteatro de la ciudad entre los pompeyanos y unos visitantes de Nuceria, que tuvieron como resultado diversos muertos y heridos. El enfrentamiento fue de tal magnitud que llegó a oídos del emperador Nerón, que prohibió las exhibiciones de gladiadores durante 10 años.
Alrededor año 62 un terremoto dañó seriamente Pompeya y otras ciudades cercanas. Según Tácito,
«fue en gran parte destruida por un terremoto». Durante el período que
va entre ese año y la fecha en que erupcionó el Vesubio la ciudad fue
reconstruida, aunque se desconoce cuánto tardó la ciudad en recuperarse
y, de hecho, se cree que algunos edificios podrían no haberse terminado
de restaurar. En todo caso, hay también muestras de edificios
rápidamente reconstruidos y redecorados, por lo que los desperfectos de
algunos podrían bien deberse a los temblores de tierra que precedieron a
la erupción y no al terremoto del año 62.
Varios edificios conservan placas en honor a los ricos personajes que utilizaron su propio dinero para repararlos.
La fecha tradicional para la erupción que aparece en el relato de Plinio el Joven es el 24 de agosto de 79. Sin embargo, esta fecha puede deberse a un error de transcripción durante la Edad Media,
como se extrae de otras versiones de las cartas. Por tanto, algunos
expertos opinan que en realidad tuvo lugar en otoño o invierno, dada la
gran cantidad de frutos otoñales hallados entre las ruinas y el hallazgo
de una moneda cuya fecha de acuñación más temprana no debió ser
anterior a septiembre de 79. De hecho, algunas excavaciones sugieren que
ya había acabado la vendimia.
Las primeras noticias confirmadas sobre la vida pública de Pompeya datan del siglo II a.C.,
cuando el aumento de la documentación escrita conservada permite saber
que la ciudad estaba gobernada por un magistrado elegido anualmente y un
consejo compuesto por ex-magistrados. Esta forma de gobierno cambió a
raíz de la participación de la ciudad, entre el 91 y el 89 a.C., en la llamada guerra social, realizada contra los romanos por sus socii (los aliados) con tal de obtener la ciudadanía romana.
Tras la conquista de la ciudad por parte de las tropas romanas, parece que Pompeya se convirtió en municipium.
En la práctica esto significaba que los habitantes de la ciudad, como
los de todos los municipios, asumieron la ciudadanía romana en lo
tocante a sus obligaciones ciudadanas (fiscales, militares, etc.) pero
no en cuanto a los derechos de los ciudadanos.
En
esencia, los habitantes del municipio perdieron su libertad política.
Lo que Roma les dio fue una autonomía administrativa local, en este caso
a cargo de un consejo de cuatro magistrados (quattuoviri), al lado del que había un cuestor (quaestor). Igual que a todos los municipios, a Pompeya se le dio la oportunidad de ejercer su propia jurisdicción.
En el 80 a.C. se produce un cambio importante cuando Lucio Cornelio Sila funda en Pompeya la Colonia Cornelia Veneria Pompeiorum, que conllevó una importante pérdida del equilibrio local, que, sin embargo, se solucionó en dos o tres décadas.
La cámara municipal de los quattuoviri se sustituyó por otra de sólo dos duoviri que convocaban y presidían las asambleas (que elegían los magistrados) y el consejo ciudadano (ordo decurionum), compuesto por cien de los magistrados anteriores. El duumvir más importante, llamado duumnvir iuri dicundo, era el responsable de la administración de justicia. El otro, llamado duumvir viis aedibus sacris publicis procurandis, cuidaba de las calles, los edificios públicos y religiosos, los mercados y el orden público.
Las
informaciones que tenemos sobre lo ocurrido el 24 de Agosto del 79 d.C.
se debe en gran parte a las cartas que Plinio el Joven envió al
emperador Trajano donde relataba lo ocurrido pues su tío Plínio el Viejo
había estado allí para ocuparse de los asuntos del imperio por entonces
bajo la mano de Tito.
Plinio el jóven, describe así la tragedia :
"Poco después la nube descendió y cubrió el mar. Miré hacia atrás: una
densa nube negra se elevaba a nuestras espaldas, esparciéndose sobre la
tierra como una inundación. Cayó la oscuridad completa, no aquella de
una noche oscura o sin luna, sino tal como si se hubiese apagado la
lámpara dentro de una habitación cerrada.
Se podían escuchar los alaridos de las mujeres, el llanto de los
infantes y los gritos de los hombres... y había aquellos que rezaban
pidiendo la muerte dentro de su terror de morir. Muchos buscaron la
ayuda de los dioses, pero aún más imaginaban que no existían ya dioses y
que el universo caía en picado para sumirse en una oscuridad eterna
hasta el fin de los tiempos”.
Se
sabe que el volcán empezó a registrar actividad días antes del desastre
mediante terremotos de baja intensidad, pero los habitantes estaban
bastante acostumbrados a este tipo de actividad sísmica, así que no le
dieron demasiada importancia, pero lo que nadie sabía es que durante
años un gran depósito de magma se había acumulado bajo el volcán y este
sería el detonante de la posterior erupción de tal virulencia que lo que
de normal sería un efecto escalonado de las diferentes fases durante
días se concentró en uno sólo, la madrugada y las horas posteriores del
día 24.
El
magma entró en contacto con agua que se filtraba provocando una lluvia
de ceniza volcánica, así mismo el magma empezó a ascender unas 4 horas
antes de la erupción, la superficie del volcán se fracturó poco después
del mediodía ocasionando la explosión, empujando la piedra pómez y los
gases a una altura de 28 Km en vertical, se puede decir que la energía
térmica liberada era el equivalente a 100.000 veces la de la bomba
nuclear de Hiroshima. La columna de gases y piedra alcanzó los 33 Km,
pero cuando alcanzó la altura máxima se derrumbó, dispersando los gases a
través de 20 Km a la redonda y provocando una lluvia de piedra pómez.
Se
sabe que lo que mató a tantos habitantes no fue la piedra pómez, pero
si los gases que debido a su toxicidad hicieron perder el conocimiento
por la falta de oxígeno, no obstante los tejados de algunas casas por el
peso se vinieron abajo y los barcos de apoyo para la evacuación
quedaron abnegados por la piedra que caía sobre ellos.
En estudios posteriores y por las capas de los estratos se cree que el Vesubio unificó todas las fases más nocivas y mortales de los volcanes, cubriendo por completo las ciudades de Pompeya y Herculano, no muchos lograron escapar de la desgracia subiendo a los barcos atracados en puerto durante las primeras horas del día, el resto a espera de que lo peor ya hubiera ocurrido se protegieron en sus casas, cometiendo el mayor de los errores, pues a medida que pasaba el día el aire se hacía insostenible.
Pompeya, habitada por unas 20.000 personas y Herculano quedó reducida a cenizas, a día de hoy pueden verse los moldes que los arqueólogos han hecho de los cuerpos petrificados de los fallecidos, así como de animales, que nos trasladan de una manera muy gráfica a la agonía que sufrió la población.
Historia de los trabajos arqueológicos
Gruesas
capas de ceniza cubrieron dos ciudades situadas en la base de la
montaña, y sus nombres y localizaciones fueron olvidados. Herculano fue redescubierta en 1738, y Pompeya en 1748.
Intervino como patrono y visitante frecuente de los trabajos, el Rey Carlos VII de Nápoles, mucho más conocido como Carlos III de España entre 1759 y 1788 en que muere en Madrid. Este Rey siguió también y patrocinó expediciones arqueológicas hispanas en Yucatán, sobre restos de pirámides mayas, hoy conocidísimas.
Fue ingeniero director de los trabajos de Pompeya y Herculano el aragonés Roque Joaquín de Alcubierre
y colector y mantenedor de muchas esculturas encontradas durante una
treintena de años, hoy preservadas en Madrid, Roma y Nápoles.
Desde
entonces, ambas villas han sido excavadas revelando numerosos edificios
intactos, así como pinturas murales. Realmente el descubrimiento tuvo
lugar en el año 1550, cuando el arquitecto Fontana estaba excavando un nuevo curso para el río Sarno.
Pero hubo que esperar 150 años antes de que se iniciara una campaña
para desenterrar las ciudades. Hasta esa fecha, se asumía que Pompeya y
Herculano se habían perdido para siempre.
Se
ha sostenido la teoría (sin demostrar) de que Fontana, inicialmente
encontró algunos de los famosos frescos eróticos, y debido a la estricta
moral reinante en su época los enterró de nuevo en un intento de
censura arqueológica. Excavadores posteriores plasmaron en sus informes
que los lugares en los que estaban trabajando habían sido desenterrados y
enterrados de nuevo con anterioridad.
El
foro, los baños, muchas casas y algunas villas permanecieron en un
sorprendente buen estado de conservación. A poca distancia de la ciudad
se descubrió un hotel de 1000 m² que hoy en día se conoce como "Gran
Hotel Murecino".
Las ruinas fueron objeto de varias campañas de bombardeo por parte de los Aliados en 1943,
que destruyeron buena parte del Teatro Grande y del Foro, así como
algunas casas, que fueron convenientemente restauradas una vez
finalizada la Segunda Guerra Mundial.
Daños sísmicos y volcánicos
Una
importante área de las investigaciones se centra en las estructuras que
estaban siendo restauradas durante la erupción (presumiblemente dañadas
en el terremoto del año 62).
Algunas de las pinturas antiguas dañadas pudieron ser cubiertas con
nuevos frescos, y se utilizan modernos instrumentos para analizar las
pinturas ocultas. La razón más probable por la cual esas estructuras
todavía estaban siendo reparadas 17 años después del terremoto era la
creciente frecuencia de pequeños temblores que precedieron a la
erupción, como se puede extraer de las palabras de Plinio el Joven, único testigo cuyas noticias nos han llegado: «Durante muchos días antes hubo temblores de tierra».
Aunque
la ciudad de Pompeya se ha conservado en un estado envidiable bajo la
capa de cenizas, hay que tener en cuenta que durante la erupción los
edificios vivieron un fenómeno muy parecido a un bombardeo,
motivo por el cual la mayoría de los tejados se vinieron abajo y muchas
edificaciones grandes se hallaron gravemente arruinadas.
Durante las excavaciones, ocasionalmente eran hallados huecos en la ceniza que habían contenido restos humanos. En 1860, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli sugirió rellenar estos huecos con yeso,
obteniendo así moldes que mostraban con gran precisión el último
momento de la vida de los ciudadanos que no pudieron escapar a la
erupción. En algunos de ellos la expresión de terror es claramente
visible. Otros se afanan en tapar su boca o la de sus seres queridos con
pañuelos o vestidos tratando de no inhalar los gases tóxicos, y alguno
se aferra con fuerza a sus joyas y ahorros. Tampoco falta quien prefirió
ahorrarse el tormento quitándose la vida, conservándose su cuerpo junto
a pequeñas botellitas que contenían veneno. Los perros guardianes siguen encadenados a las paredes de las casas de sus amos, al igual que los gladiadores del anfiteatro (en este último caso, acompañados de una misteriosa mujer cargada con todas sus joyas de gala).
El
número actual de víctimas detectadas es de unas 2.000, y es de esperar
que aparezcan muchas más en las partes de la ciudad que todavía no han
sido excavadas.
La ciudad ofrece un cuadro de la vida romana durante el siglo I. El momento inmortalizado
por la erupción evidencia literalmente hasta el mínimo detalle de la
vida cotidiana. Por ejemplo, en el suelo de una de las casas (la de
Sirico), una famosa inscripción Salve, lucrum ("Bienvenido,
dinero"), quizás con intención humorística, nos muestra una sociedad
comercial perteneciente a dos socios, Sirico y Numiano (aunque este
último bien podría ser un apodo, ya que numus significa moneda). En otras casas abundan los detalles sobre diversos oficios, como los trabajadores de la lavandería (fullones). Así mismo, las pintadas
grabadas en las paredes son muestras del latín empleado en la calle.
Sin embargo, no hay que pensar que la ciudad que se excava en la
actualidad quedó congelada en el momento de la erupción. La
población de Pompeya se calcula entre las 6.500 a las 30.000 personas,
mientras que sólo se han encontrado unos 2.000 cadáveres.
Además,
muchos de los edificios están extrañamente vacíos, lo que hace pensar
que gran parte de la población habría huido ya durante los terremotos
que precedieron a la erupción (recordando, quizás, el gran terremoto del
año 62) y se habrían llevado con ellos una parte de sus objetos de
valor. Se explican así, además, algunos de los tesoros
que se han hallado en la ciudad, ya que los ciudadanos que huyeron los
escondieron para recuperarlos cuando los problemas pasaran. Por último,
existen varias pruebas de que la ciudad fue saqueada (ya por sus
antiguos habitantes o por otras personas) a fin de recuperar sus
pertenencias o llevarse los materiales valiosos, para lo cual excavaron
túneles entre las cenizas.
En
el año de la erupción, se calcula que la población de Pompeya era de
unas 15.000 personas. La ciudad estaba situada en una zona donde
abundaban las villas vacacionales, y contaba con numerosos servicios: el
macellum (gran mercado de alimentos), el pistrinum (molino), los thermopolia (una especie de taberna que servía bebidas frías y calientes), las cauponae (pequeños restaurantes) y un anfiteatro.
En 2002
un importante descubrimiento en la desembocadura del río Sarno reveló
que en el puerto también había viviendas, muchas de ellas palafitos con un sistema de canales que sugieren una cierta similitud con Venecia.
Urbanismo
Pompeya
es la única ciudad antigua de la que se conoce de forma precisa su
estructura topográfica, sin modificaciones posteriores. No estaba
distribuida en un plano regular como solía ocurrir con las ciudades
romanas, debido a la irregularidad del terreno. Pero sus calles eran
rectas y formaban una rejilla al más puro estilo romano, con su cardo y dos decumanos.
El sector sudoeste, no obstante, presenta un trazado muy irregular, y es el núcleo original del asentamiento osco,
al que se le fueron añadiendo las diversas ampliaciones con un trazado
mucho más regular. El trazado de la muralla ya estaba definido en el siglo VI a.C.
y probablemente también el de las principales calles, aunque incluso en
el año 79 permanecían en la ciudad, especialmente en el sector
oriental, numerosos descampados y cultivos, que muestran que el espacio
intramuros nunca estuvo muy densamente poblado.
Los nombres actuales de las calles, puertas y edificios de la ciudad datan en su mayoría del siglo XVIII o XIX,
ya que muchos no tenían nombre concreto durante la época romana, y en
otros casos no se ha conservado. Se sabe tan sólo que la actual Vía de
la Abundancia debió llamarse Via Pompeiana y cruzaba la Via Jovia (de Júpiter) y la Via Dequviaris, que no se han identificado. En cuanto a las puertas, la actual Puerta de Herculano llevaba el nombre de Porta Salis o Saliniensis y la Puerta Marina se llamaba probablemente Porta Forensis.
Actualmente para localizar los edificios en el plano se usa el sistema ideado por Giuseppe Fiorelli,
que dividió la ciudad en 9 regiones, cada una de ellas con un número
identificativo para cada manzana y, dentro de cada manzana, para cada
puerta.
Pompeya: Vía de la Abundancia, cruzaba la ciudad en sentido este-oeste.
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Restos arqueológicos
Itinerario
Foro
(Reg.
VII, Ins 8). Data del siglo II a.C., pero fue en el siglo I a.C. con la
romanización cuando se le doto de los edificios imperiales y las estatuas honorariae.
Sus medidas de 145 x 38m, con una tribuna para los oradores, a su
alrededor se levantaban los edificios públicos, religiosos y civiles más
significativos. El Foro estaba porticado en sus tres lados, con
columnas dóricas con un segundo orden de columnas jónicas.
El foro
era el centro cívico y el corazón de la vida comercial de Pompeya. Era
un amplio espacio abierto con forma rectangular rodeado en tres de sus
lados por una columnata y en el otro por el Templo de Júpiter, con
varios edificios públicos importantes en torno a él.
A: Templo de Júpiter B: Basílicas C: Templo de Apolo D: Mercado de la Lana
Era
típico ver en el foro mesas o banquetas donde los vendedores exponían
sus productos al público, se colocaban en los bordes de la zona libre,
junto a las columnatas y cuando llovía se trasladaban a los corredores,
unos pasillos que estaban techados donde la gente paseaba y solía
negociar.
Al foro se accedía mediante una gran puerta de bronce, dentro del foro no se permitía la circulación de carruajes.
En
el foro había tablillas expuestas al público donde se escribía noticias
importantes de la época, como el resultado de las últimas elecciones o
la fecha de algún espectáculo, e incluso había gente que aprovechaba
para exponer sus quejas o para hacer publicidad de su establecimiento.
Un ejemplo encontrado de ellos sería: "Macerior ruega al edil que
prohíba a la gente hacer ruido en la calle y moleste a las personas
decentes que están durmiendo".
Se
cree que tras la erupción, los pompeyanos volvieron y se llevaron las
estatuas que adornaban el Foro y los edificios circundantes.
Edificios de Administración Pública
Son
edificios rectangulares, se cree que la sala oriental era la de los
magistrados, la central el tabularium y la otra la de los decuriones. En
la fachada sur se halla el comitium, recinto donde se reunía el pueblo
para ejercer sus derechos políticos y administrativos. Data del 89 a. C.
Templo de Júpiter
(Reg.
VIII, Ins 8, 1 ). Fue erigido en el siglo II a.e.c. Posee un podium,
con escalera frontal, rodeado de columnas corintias. En el interior se
hallaba la estatua de Júpiter. En el 80 a.e.c. se transformo en
capitolium y se consagro a la trinidad capitolina, Júpiter, Juno y
Minerva. El podio fue restaurado en época de Tiberio. En la cella hay
una cabeza colosal de Júpiter de época de Sila. A ambos lado del podio
se hallan la bases de la estatuas ecuestres. La cella estaba pavimentada
con un motivo de rombos de colores, que imitaban cubos en perspectiva
(opus scutulatum). Las paredes estaban decoradas con pinturas del 1º, 2º
y 3º estilos.
Los Graneros del Foro
(Reg. VII, Ins 7, 29 ). Era
el mercado de las frutas y verduras, foro Olitorio. Data del 62 y
posiblemente no estaba terminado cuando se produjo la erupción.
Reemplazaba a otros edificios con soportales y junto a el había una
letrina de grandes dimensiones. Actualmente se utiliza como almacén de
los restos arqueológicos.
El Macellum
(Reg.
VII, Ins 7, 9, 7/8). Era el mercado principal de la ciudad. Data del
siglo II a.C. y fue reformado en varias ocasiones. La plaza interna,
mide 37 x 27 metros, tenía en su centro, una rotonda con 12 columnas que
contenían un estanque con peces. En el patio porticado se hallaban las
tiendas. En las doce bases del centro, descansaban las vigas de madera
del techo cónico. En el fondo a la derecha se vendía la carne y el
pescado y a la izquierda se ofrecían banquetes en honor al emperador, a
quien estaba consagrado el templete. En la pared noroeste se conservan
frescos del cuarto estilo.
Edificio de Eumaquia
(Reg.
VII, Ins 9, 1). La sacerdotisa que en época, era la protectora de los
lavanderos de lana, tejedores, tintoreros y blanqueadores; fue dedicado a
la Concordia y a la Piedad Augusta, así como a Livia, esposa de
Augusto, tal como reza una inscripción en el arquitrabe del pórtico. En
el interior había un pórtico de columnas de dos pisos. En una hornacilla
detrás de la exedra se hallaba la estatua de Eumaquia. Se cree que el
edifico era el mercado de la lana o la sede del gremio de los fullones. A
la derecha de la entrada había una tinaja, a la que la gente orinaba
desde una escalera. Vespasiano hizo pagar un impuesto sobre la orina,
que se utilizaba como lejía y para desengrasas tejidos. Su estado actual
data de las restauraciones tras el terremoto del 62. Las paredes
estaban revestidas de mármol. El portal esta enmarcado por un relieve de
mármol de una gran belleza, decorado por pájaros, hojas acanto e
insectos, parecidos al Ara Pacis.
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